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miércoles, 9 de marzo de 2011

Calefones y desmemoria colectiva - Guillermo Navarro Jiménez

Presentamos este artículo de opinión por Guillermo Navarro Jiménez. Qué tienen en común los calefones y la desmemoria colectiva?
Calefones y desmemoria colectiva
Guillermo Navarro Jiménez
 “Con la sabiduría se edificará la casa, y se consolidará con la prudencia”

Proverbios  24.3


Se afirma, con toda razón, que la memoria colectiva es frágil, que olvida con facilidad incluso eventos recientes. Desmemoria colectiva que se consolida cuando desde los medios de comunicación social, periodistas y líderes de opinión, por razones estrictamente ideológicas y políticas, asumen posiciones contrarias a determinadas propuestas, para lo cual  escamotean considerar eventos similares que permitirían contextualizar el tema que objetan, o acuden a la   trivialización, a la banalización de planteamientos cuya transcendencia  evidentemente ignoran. El caso de la propuesta de reemplazar los calefones a gas por paneles solares para calentar el agua, es buen ejemplo de ese actuar irresponsable. Veamos nuestras razones.

Ryszard Kapuscinski con la enorme autoridad que le corresponde sostiene: “El buen y el mal periodismo se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también  la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico. Encontramos el relato del mero hecho, pero no conocemos ni las causas ni los precedentes”[1][1]. La entrevista al doctor Oswaldo Hurtado Larrea, difundida por el diario El Comercio bajo el titular: “El Presidente no respeta ni a sus propios funcionarios”[2][2] en la edición del 6 de marzo del 2011, es buena muestra del despropósito de los periodistas, así como el uso de la banalización por parte del político.
Los periodistas Rubén Darío Buitrón y Carlos Rojas Araujo, sin duda alguna, no contextualizan el tema calefones, puesto que en la entrevista se limitan a formular la siguiente pregunta inicial: “¿Usted como  Presidente de la República, hubiera prohibido los calefones? Luego ante la banal respuesta de Hurtado que dice: “Los serranos no nos bañábamos hace 50 años todos los días porque no era posible tener agua caliente. De los progresos producidos en el Ecuador, uno es el calefón, que permite a los serranos no bañarse en agua helada. Hoy nos bañamos todos los días”.  Inmediatamente luego, ante tan “sabia respuesta” más propia de comentarios de barrio que de un cientista social como se autocalificará Hurtado en algún momento, repreguntan: “¿La medida afectará solo a los serranos? A lo que Hurtado responde, seguramente en afán de burla[3][3]: Para ironizar, es una medida antiserrana”. Los periodistas aludidos, cierran su despropósito con una interrogante del mismo calibre que las anteriores:¿Antiquiteña? Acción periodística ante la cual sólo cabe preguntar donde se les extraviaron: las energías limpias, el subsidio al gas, la incidencia de las importaciones de gas sobre las finanzas públicas y la balanza comercial, la inseguridad implícita en el uso del gas. Donde se les  traspapeló todo lo relacionado con los ingresos que genera, por ejemplo,  la implementación de proyectos que reducen las emisiones contaminantes como el producido por el reemplazo de focos incandescentes por ahorradores de energía. Si hubiesen  recordado estos elementos, si hubiesen aplicado el aforismo formulado por Kapuscinski, seguramente las preguntas hubiesen asumido otros derroteros, hubiesen reclamado conocimiento sobre el tema consultado y seriedad en las respuestas.  Ante este procedimiento inadecuado, que no se nos diga que no se trataba de un reportaje sino de una entrevista, puesto que ello significaría que los periodistas no estarían obligados a investigar el tema sobre el cual  realizarán la entrevista. Investigación previa ineludible, precisamente, para no plantear interrogantes de igual condición a las antes citadas.
Ahora bien, si la descontextualización afecta, no aporta a fortalecer la memoria colectiva, lo banal de las respuestas de Hurtado, terminan por empobrecer el debate, puesto que no contienen reflexión o conocimiento alguno sobre el tema. Efectivamente, la prohibición del uso de calefones a gas, tiene como antecedentes:
a.       La necesidad de eliminar el subsidio al gas para, con ello, reducir la presión sobre las finanzas públicas;
b.      Avanzar en el reemplazo de fuentes de energía contaminantes (gas), hacia el uso de energías limpias (solar); y,
c.       Incrementar los ingresos fiscales por no contaminar el medio ambiente, como ya sucedió con los focos ahorradores de energía.    
En consecuencia, contrariamente a lo que plantea con total ligereza el doctor Hurtado, no se trata de afectar su baño diario, o que volvamos a bañarnos en agua fría. Se trata de que el Ecuador se inscriba en una nueva forma de desarrollo: el uso de energías limpias, entre éstas la solar, fuente que no sólo sirve para calentar el agua que posibilite el baño diario del doctor Hurtado, sino también para generar energía eléctrica. Como nos hubiese gustado que el problema se trate desde esta perspectiva, puesto que de haber así obrado podrían haber aportado a elevar el conocimiento de los ciudadanos sobre este tema. Lo contrario es volver a lugares comunes, a la práctica política que dice desestimar, a la politiquería de la cual abjura en su retórica diaria.
Finalmente, permítasenos en el objetivo de aportar a la solución del problema energético que enfrenta el país desde hace muchos años atrás, y para apartarnos de la simple crítica a los entrevistadores y al entrevistado, exponer nuestro punto de vista, el cual creemos puede ayudar a optimizar la propuesta presidencial respecto a los calefones. Sugerencia que la venimos puliendo desde años atrás, específicamente desde 1997, año en el cual en calidad de consultor de Naciones Unidas preparamos el proyecto para el uso de los focos ahorradores de energía eléctrica[4][4], el cual hubo de esperar 10 años para ejecutarse, gracias al impulso que proporcionó, justo es decirlo, Alberto Acostacuando se desempeñó como Ministro de Energía del actual gobierno[5][5].
Consideramos que la solución integral respecto al subsidio al gas de uso doméstico, no debe considerarse en forma independiente de la generación de energía fotovoltaica, puesto que ello restringe el uso de paneles solares sólo para calentar agua. Y no debe limitarse a ese uso, puesto que el desarrollo, como bien lo advierten un sinnúmero de teóricos del desarrollo  -punto de vista que ha asumido el gobierno del presidente Correa-, exige disponer de una infraestructura productiva sólida, principalmente energética y vial. Demanda que, en el caso de la infraestructura energética, dada la actual estructura de generación, exige tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
a.       Las restricciones que presenta la generación hidroeléctrica por el estiaje, las que podrían incrementarse en el futuro como lo anuncian los pronósticos que se formulan sobre el comportamiento climático. Situación que indica la necesidad de, simultáneamente al desarrollo de centrales hidroeléctricas, generar energía eléctrica mediante el uso de fuentes  de energía alternativa: solar, geotérmica, eólica, etc.
b.      Los  elevados costos de la generación térmica, que afecta a nuestra capacidad competitiva, afectada principalmente por la dolarización, proceso al que tanto afecto expresa el doctor Hurtado en la entrevista.
En otros términos, si la generación hidroeléctrica puede presentar limitaciones importantes en el futuro cercano, y la generación térmica  costos de producción crecientes, es indispensable optar por desarrollar sistemas fotovoltaicos, los cuales aportarían, entre otros, los siguientes beneficios:
-          Reducir la demanda de energía eléctrica del sistema nacional interconectado, por desconexión de esa red de las casas que se doten de sistemas fotovoltaicos;
-          Eliminar la demanda de gas para la producción de agua caliente en los hogares, por uso de electricidad para cumplir con este propósito;
-          Reducir o eliminar el gasto de los hogares por consumo de energía eléctrica;
-          Eliminar el uso de gas para la cocción de alimentos;
-          Eliminar la duplicación de costos, por el uso de un solo tipo de paneles solares;
-          Mejorar la tasa de retorno de la inversión en paneles solares que generarían los subsidios para instalación de los sistemas fotovoltaicos;
-          Reducir el tiempo de instalación de paneles y evitar costos adicionales derivados de las adecuaciones indispensables que demandan los paneles para calentar agua; y,
-          Incrementar el empleo puntualmente, por la demanda que genera el reemplazo de tejas normales por las fotovoltaicas.
En términos operativos, la propuesta sugiere utilizar, en una `primera etapa, tejas fotovoltaicas de alto rendimiento que se ofertan actualmente en el mercado, provistas de acumuladores y convertidores, en las casas en que los techos se hallen cubiertos por tejas; y, en un segundo momento, instalar paneles solares fotovoltaicos, en las casas donde los techos se hallen cubiertos con otros tipos de materiales. Visto que la inversión inicial es alta, la propuesta contempla la transferencia del subsidio al gas a la instalación de tejas o paneles fotovoltaicos. Subsidio que se recuperaría en el tiempo por recursos que se otorgan a la no contaminación, como sucedió ya por el reemplazo de focos ahorradores de energía eléctrica.
Finalmente, como la oposición ha tildado ya a la propuesta inicial del Presidente como  un disparate, vale recomendar a quienes así ha opinado la lectura del “Informe del Estado de la Nación” pronunciado por el Presidente Obama a inicios del presente año. Creo que ello les ayudará a entender que la propuesta presidencial es una propuesta que se inscribe en la ruta que la humanidad ha escogido para el desarrollo futuro en el campo de la energía. A repensar sus palabras y reconocer que la situación nacional dice, a todas luces, que disponemos de dos elementos que pueden contribuir a cristalizar este sueño: la  alta e intensa luminosidad[6][6] y la necesidad de eliminar el subsidio al gas, sin generar contradicciones políticas y sociales graves como las que produciría la sola eliminación del subsidio.

Quito, 7 de marzo del 20011. 









 



[1][1] Kapuscinki, Ryszard: “Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo”, Editorial Anagrama, Barcelona, España, 2008, página 58.
[2][2] Diario El Comercio, edición del 6 de marzo del 2011, primera Sección, página 4.
[3][3] Asumimos que el objetivo de Hurtado al utilizar el verbo ironizar es provocar burla, en concordancia con las dos primeras acepciones de la palabra ironía que contiene el Diccionario de la Academia de la Lengua.
[4][4] En el marco de la misma consultoría igualmente preparamos un proyecto sobre Biomasa, el cual aún no se ha ejecutado por razones que desconocemos, a pesar de que enfrenta el manejo de desechos sólidos, la deforestación y la reducción del tiempo que las mujeres dedican a la recolección de madera a ser utilizada como combustible para la cocción de alimentos, para núcleos de población desconcentrada.
[5][5] Tan pronto Alberto Acosta asumió esa cartera de Estado, le entregué copias de los dos proyectos que había elaborado para el Ministerio de Economía: el uso de focos   ahorradores de energía y el de biomasa.
[6][6] Las declaraciones del Príncipe de Sajonia, Alexander von Sachen, durante la presentación del proyecto para instalar un parque solar para la generación de energía eléctrica con células fotovoltaicas, que afectuará ante Lenin Moreno, Vicepresidente de la República, confirman nuestro aserto.   

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